En la Sudáfrica del Apartheid existía un lugar llamado Sun City, trasunto africano de Las Vegas. Una ciudad donde, teóricamente, no existía la discriminación racial. Allí actuaban a cambio de fuertes sumas de dinero reconocidos artistas de renombre internacional. Participaban así en el programa propagandístico diseñado por el gobierno sudafricano para contrarrestar la influencia de la lista de personas que se negaban a viajar al país en solidaridad con los llamamientos al boicot hechos públicos por los líderes del Congreso Nacional Africano de Nelson Mandela o el arzobispo de Ciudad del Cabo, Desmond Tutu.
En 1985 un grupo de músicos (entre ellos U2, Peter Gabriel, Lou Reed o Keith Richards) grabó una canción y filmó un documental titulados “Sun City, Artistas Unidos contra el Apartheid” que pasó a la historia como uno de los momentos fundamentales de la conformación de la opinión pública mundial sobre el régimen afrikaner de Pretoria. Era una campaña de boicot cultural contra el racismo.
Varias décadas más tarde y aunque se trata de uno de los temas más controvertidos, vetados y rechazados por gran parte de la prensa internacional o los líderes políticos mundiales, es cada vez más evidente que la analogía sudafricana, las comparaciones con el régimen de apartheid y los continuos llamamientos de la sociedad civil palestina a una campaña de BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) contra el estado de Israel ganan espacio en el ya de por sí complejo debate en torno a Oriente Medio. Sin ir más lejos, Elton John, uno de los artistas que nunca quiso escuchar las llamadas a boicotear la Sudáfrica racista es objeto en estos momentos de una fuerte campaña de presión internacional para que cancele su actuación prevista en Tel Aviv. Al mismo tiempo, Elvis Costello declarado que “hay veces en las que el silencio tiene más valor que el ruido” tras de suspender su gira por Israel y sumarse al boicot internacional contra el Estado judío.
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