lunes, 7 de septiembre de 2009

Yael Lerer y Naomi Klein muestra cómo boicotear al régimen de Israel, el mayor boicoteador (entrevista)


En el momento de publicar su ultimo superventas, The Shock Doctrine, en hebreo y árabe, Naomi Klein decidió no firmar un contrato de publicación tradicional, con sus anticipos y sus derechos de autor. En su lugar, donó el libro a Andalus, una editorial que trabaja activamente contra la ocupación. Es el único editor de Israel dedicado exclusivamente a la traducción de textos del árabe al hebreo, algo que su fundador Yael Lerer describe como "la política editorial entendida como un acto de resistencia".

Klein y Lerer también decidieron emprender una gira promocional que hiciese honor a la llamada de los palestinos en favor de un boicot cultural contra Israel, y que a la vez mostrase que el boicot no implica cortar la comunicación y el diálogo, tan necesarios.

El mes pasado, en Tel Aviv, me senté con Klein y Lerer para preguntarles acerca de los objetivos, el significado y los detalles concretos de la aplicación de un boicot cultural, y también por qué Lerer, un judío israelí, está diciendo al mundo: "Por favor, boicotéenme."

He aquí algunos extractos de esa entrevista. - Cecilia Surasky

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Cecilie Surasky: ¿Qué es esta llamada al boicot, la desinversión y las sanciones? ¿Y, por qué la apoyan?

Naomi Klein: Boicot, desinversión y sanciones (BDS) es una táctica con un objetivo muy claro: obligar a Israel a cumplir con el derecho internacional.
La llamada al BDS la hizo en 2005 una serie extraordinariamente amplia de grupos palestinos de la sociedad civil, partidos políticos y sindicatos. Pero en realidad no comienza a ganar un perfil internacional hasta el ataque israelí contra el Líbano en el verano de 2006.

En plena guerra, el escritor John Berger, envió una carta, firmada por muchos artistas conocidos, en su mayoría europeos, declarando su apoyo a la estrategia de boicot. Cuando esta carta se conoció, yo estaba de lleno en la escritura de The Shock Doctrine, y tomé una decisión personal en el momento que salió el libro, de que no haría lo que había hecho con las traducciones al hebreo de mis dos libros anteriores, que fueron publicados por editoriales comerciales bastante tradicionales.

En cambio, pensé hacer lo que John Berger estaba pidiendo, que era encontrar una manera de publicar en hebreo que fuese un apoyo directo a los grupos que trabajan para poner fin a la ocupación. Así es como conocí a Yael, que no tiene nada que ver con el típico editor israelí, y que ha manifestado abiertamente su apoyo al BDS, a un alto costo profesional.

Surasky: Usted debe haber meditado bien esta idea de un boicot cultural. Muchos críticos dirían que cierra la comunicación en lugar de abrirla. ¿Qué le decidió a dar este paso?

Klein: Bueno, tiene que ver con el hecho de que el gobierno israelí utiliza abiertamente la cultura como herramienta militar. Aunque las autoridades israelíes creen que están ganando la guerra real por el territorio, también sienten que el país sufre porque casi todo lo que el mundo oye de la región en las noticias es sobre el conflicto: la militarización, la anarquía, la ocupación y Gaza.

Así que el Ministerio de Asuntos Exteriores puso en marcha una campaña llamada Israel, más allá del conflicto, que incluye el uso de la cultura –películas, libros, artes, turismo y academia– para crear todo tipo de alianzas entre los países occidentales y el Estado de Israel, y para promover la imagen de un país normal y feliz, en lugar de una potencia ocupante agresora. Por esto estamos siempre oyendo hablar de festivales de cine y ferias del libro con un énfasis especial sobre Israel.

Y así, aunque en general estoy totalmente de acuerdo en que la cultura es positiva –los libros son buenos, las películas son algo positivo y la comunicación es maravillosa– tenemos que entender que se trata de una estrategia estatal de cooptación, para hacer una brutal ocupación más aceptable.

Hay otras cosas que también entran en esta categoría: el Estado de Israel tiene una estrategia abierta de meter los derechos de gays y lesbianas y el feminismo en el conflicto, poniendo frente a frente el fundamentalismo de Hamás y el supuesto liberalismo ilustrado de Israel, como otra justificación para el castigo colectivo de los palestinos, obviando el poder y la intolerancia cada vez mayores de los judíos ultraortodoxos. Es una estrategia muy sofisticada.

Esto significa que tenemos que idear estrategias igualmente sofisticadas que defiendan los derechos humanos y la cultura, por una parte, pero que, por otra parte, rechacen todo intento de utilizar nuestro trabajo y nuestros valores para encubrir la fea realidad de la ocupación y la segregación.

Surasky: Usted ha hecho una gira muy distinta de cualquier otra, para la promoción de un libro. Yael Lerer y su editorial, Andalus, publicaron el libro en hebreo. Aparentemente, hay una contradicción inherente a venir a Israel y Palestina y hacer una gira de promoción a la vez que apoya un boicot. Sin embargo, han conseguido ustedes que funcionara. ¿Pueden explicarlo?

Yael Lerer: Andalus ha lidiado con esta contradicción desde el principio. Publicamos los escritores árabes que se oponen a la normalización de la ocupación, igual que nosotros. Siempre tratamos de hallar la manera de enfrentar estas contradicciones.

En realidad, esta es la primera vez que hemos hecho una gira de promoción, porque nuestro modo habitual de hacer frente a estas contradicciones es traducir libros, no celebrar fiestas. Nuestros escritores nunca vienen aquí. Así que aquí hemos tenido este desafío por primera vez.

Hemos hecho el gran lanzamiento de la edición en hebreo no en Tel Aviv sino en Haifa, en un teatro árabe, donde nuestros anfitriones no eran instituciones oficiales israelíes sino instituciones minoritarias palestinas. Como usted sabe, hay una minoría palestina de un 20 por ciento de la población de Israel.

Pero este evento no sólo iba dirigido a esta comunidad: invitamos también a los judíos israelíes a venir. Se podía leer en todas partes, en hebreo: Naomi Klein viene a Haifa, ven a escucharla.

Al mismo tiempo, ha sido importante celebrar los primeros actos relacionados con el Jerusalén Este y Ramallah, con la edición en árabe, y también que, antes de cualquier presentación del libro, Naomi participara en una manifestación en Belén contra el muro de separación.

Así que hablamos con el público israelí en los eventos y a través de los medios de comunicación israelíes. El libro está disponible en hebreo. Pero, al mismo tiempo, expresamos una fuerte posición contra la normalización. No actuamos como si la situación fuera del todo normal.

Klein: Una de las cosas que estamos tratando de manifestar con esta gira es que para una extranjera como yo, sea cual sea la razón por la que decidas venir a Israel, estás haciendo una opción, estás colocándote al lado de una de las partes. Es posible pretender que no es así, pero esto sólo es posible por el éxito de Israel en hacer invisible el conflicto, dentro de una burbuja cuidadosamente construida.

En mi libro hay un largo capítulo sobre Israel y la construcción del Estado de Seguridad Nacional. Se analizan en detalle las empresas que fabrican el muro, las cercas metálicas y los puestos de control de alta tecnología que mantienen a los palestinos de los territorios ocupados en un estado de vigilancia constante.

La eficacia del sector de la seguridad nacional hace posible llegar a ciudades como Tel Aviv y estar casi completamente ajeno a lo que está sucediendo en Ramallah o en Gaza. Este Estado es como una comunidad cerrada gigante. Se ha perfeccionado el arte de construir una burbuja de seguridad, lo que es, en cierto sentido, su marca.

Es una marca que se vende a los judíos de la diáspora como yo. Nos dicen: "Podemos manteneros a salvo, podemos crear, en un mar de enemigos, una burbuja de seguridad para que disfrutes, tengas unas vacaciones de playa maravillosas, puedas ir a festivales de cine y ferias del libro, incluso en el momento en que nosotros bombardeamos de Gaza o convertimos Cisjordania en una cadena de minibantustanes, rodeados de muros y asentamientos en expansión, y de carreteras a las que los palestinos no tienen acceso."

Son las dos caras de una misma moneda: la burbuja de la normalidad, la brutalidad del confinamiento. Así pues, que no es un acto políticamente neutral participar de la burbuja.



Surasky: ¿Y cómo han reaccionado los medios de comunicación israelíes ante esta primera gira de oposición al boicot?

Klein: No muy bien. Una de las contradicciones que estamos enfrentando es que realmente queríamos provocar un debate en Israel, porque mientras el BDS se está discutiendo en Europa y Canadá, es casi invisible dentro de Israel; hay una auténtica censura en torno a esta cuestión.

Una vez manifestada mi posición clara a favor del boicot, en el diario Ha'aretz, muchos medios de comunicación se cerraron para nosotros, lo cual no dice mucho en favor de la amplitud del debate, pero no es en absoluto sorprendente tampoco.

Surasky: ¿Cuál es el objetivo de esta campaña? ¿Qué te gustaría que saliera de todo esto?

Klein: Se basa en la estrategia de Sudáfrica, que la lucha contra el apartheid en Sudáfrica utilizó con gran éxito en la década de 1980. Había boicot académico, boicot cultural y boicot de los consumidores.

Pero la palanca económica realmente fundamental fue la desinversión por parte de universidades y municipios en las empresas que hacían negocios con la Sudáfrica del apartheid. La campaña comenzó a ser demasiado costosa tanto para las empresas de Sudáfrica como para las transnacionales occidentales que tenían inversiones importantes en Sudáfrica.

Cuando escritores y artistas dejen de participar en la estrategia del gobierno israelí de utilizar la cultura para ocultar lo que hay del otro lado del muro de hormigón, los israelíes puede llegar a la conclusión de que dicho muro es una rémora y decidan acabar con él.

Lerer: Estoy completamente de acuerdo. Como ciudadano israelí, estimo necesario el boicot por dos razones.

En primer lugar, quiero que los israelíes sean más conscientes que todo no es normal. No significa nada que muchos israelíes que se consideran de izquierda digan: "Es horrible lo que está ocurriendo en Gaza y en Hebrón", mientras siguen con sus vidas como si tal cosa.

Estas personas van a los espectáculos y los conciertos, son las élites de este país. Son los periodistas que trabajan en los periódicos. Quiero conmoverlos, quiero sacudir estas personas y hacerles entender que no pueden continuar su vida normal cuando los palestinos de Qalqiliya [una ciudad de Cisjordania completamente rodeada por el muro de separación], a sólo 15 minutos de Tel Aviv, viven en una prisión.
La segunda razón por la que me interesa el boicot es porque he perdido la esperanza de crear el cambio desde dentro, que era lo que yo traté de hacer como activista durante muchos años.

Y creo que el boicot es una herramienta no violenta que ya ha demostrado que puede funcionar. Por eso pido: por favor, boicotéenme.

Klein: Yo también pienso que tenemos que ser muy claros: éste es un conflicto extraordinariamente asimétrico donde el Estado de Israel es el mayor boicoteador de todos: la economía de Gaza y Cisjordania ha sido totalmente destruida por el cierre fronterizo.

Además de cerrar las fronteras para que los productores en Gaza no puedan sacar sus frutas y verduras, más de 200 instalaciones industriales en Gaza fueron atacadas durante el ataque, a finales de diciembre y enero. Fue una destrucción sistemática de esa economía, para dar una lección a Gaza por haber votado por Hamás. Así que, el boicot ya está teniendo lugar.

Según entiendo el BDS es una táctica a la que estamos recurriendo a causa de la impunidad israelí. Hay una absoluta falta de voluntad de aplicar el derecho internacional al Estado de Israel. Hamás ha cometido crímenes de guerra, pero hay una respuesta internacional a esos crímenes. Sin embargo, no hay respuesta a los crímenes de guerra israelíes, de una escala exponencialmente mayor.

Estábamos hace poco en Gaza. Lo que realmente me impresionó fue la sensación de choque entre tanta gente por el hecho de que después de los ataques de diciembre-enero, después de que cientos de niños fueran asesinados, la comunidad internacional no ha emprendido ninguna iniciativa para responsabilizar a Israel.

Es decir, se trataba de una muestra de total impunidad y desprecio por el derecho internacional, por las leyes de la guerra, que, por cierto, fueron creadas en respuesta directa a las atrocidades nazis de la Segunda Guerra Mundial. Y, sin embargo, no sólo no hay consecuencias para los crímenes, sino el asedio ilegal de Gaza sigue adelante.

Lo que manifiesta el BDS es que nuestros gobiernos han fracasado, las Naciones Unidas han fracasado, la llamada comunidad internacional es una broma. Tenemos que llenar este vacío.

Surasky: ¿Cómo están respondiendo los israelíes de izquierda a la idea de un boicot?

Lerer: Algo sucedió en la última guerra de Gaza, en enero. Quinientos cuarenta israelíes, entre los cuales había destacados académicos, actores y cineastas, firmaron una petición solicitando la presión internacional sobre Israel.
Un párrafo de dicha petición afirmaba que sólo el boicot ayudó en el caso de Sudáfrica. Todavía no era una llamada directa al boicot, pero fue un paso muy importante. Ahora estamos formando un nuevo grupo de ciudadanos israelíes que apoya el llamamiento palestino al boicot, llamado Boicot desde dentro (BFM, Boycott From Within).

En 2005, tratamos de organizar un grupo de artistas en apoyo del llamamiento palestino al boicot académico y cultural, y fracasamos. La gente nos preguntaba: ¿Cómo podemos boicotearnos a nosotros mismos? Es muy difícil, es demasiado radical. Muchas de estas personas ya han firmado la petición de Gaza, y que se están uniendo a nuestro nuevo grupo Boicot desde dentro.

Ellos entendieron que no se trata de boicotearnos a nosotros mismos, sino de pedir a la comunidad internacional, a nuestros conciudadanos en todo el mundo que actúen: Por favor, ayúdennos con su boicot.

Surasky: Hablemos de ejemplos concretos de otras personas que estén apoyando esta convocatoria.

Klein: La mayoría de los artistas no conocen la llamada al BDS, a pesar de que viene de cientos de grupos palestinos. Estamos trabajando en un contexto en el que las voces palestinas son prácticamente inaudibles en Occidente. Pero sí, algunos cineastas políticamente activos han decidido no participar en festivales de cine israelíes patrocinados por Israel.

Ken Loach se retiró del Melbourne International Film Festival cuando supo que estaba patrocinado por el gobierno israelí. El director de cine canadiense John Greyson retiró una película, magnífica, llamada Fig Trees, del festival de cine gay y lésbico de este año en Tel Aviv.

Más recientemente, los Yes Men escribieron una carta muy atenta al Festival de Cine de Jerusalén, explicando por qué decidieron retirar del festival su nueva película, The Yes Men Save the World.

Y ahora se habla de la organización de un festival de cine pro BDS en Ramallah, una vez más para boicotear lo que se entiende por normalidad y a la vez llevar estas películas allí.

Surasky: Acabo de leer una crítica del BDS según la cual si no se pide el boicot de Corea del Norte, o de Estados Unidos por lo de Afganistán o Irak, entonces la llamada al boicot es antisemita. ¿Cómo se puede abordar esta crítica?

Klein: Yo también la he oído, pero yo no estoy llamando a un boicot de nadie. Estoy respetando un llamamiento a un boicot que han hecho cientos de grupos palestinos.

Creo en el principio de que las personas en circunstancias de opresión tienen derecho a la libre determinación. Eso está en el corazón de esta lucha. Los iraquíes, por lo que yo sé, no han pedido un boicot contra Estados Unidos, aunque sería sin duda su derecho.

Una vez más, la única razón de esto pueda suceder es debido a que las voces palestinas están efectivamente marginadas en la prensa occidental.

Lerer: Pero no sólo eso, los países citados no tienen festivales de cine y Madonna no va a dar un concierto en Corea del Norte.

El problema aquí es que la comunidad internacional trata a Israel como si fuera un estado occidental normal, europeo. Y esta es la base del llamamiento al boicot, la relación especial que tienen las universidades israelíes con universidades europeas y estadounidenses, que las universidades de Zimbabwe no tienen.

Estoy convencido de que Israel no podría continuar la ocupación ni un solo día sin el apoyo de los Estados Unidos y la Unión Europea. La comunidad occidental apoya la ocupación. Como Naomi estaba diciendo, no hacer nada es actuar.

Surasky: Algunos opinan que esto no va a ayudar, que los israelíes se consideran en estado de sitio, que los judíos están en estado de sitio, y que realmente la iniciativa va a hacer a los israelíes menos abiertos a la paz.

Klein: Es inevitable que, al menos en el corto plazo, va a alimentar este sentimiento de sitio en Israel.

Pero no es racional, porque en realidad, lo que estamos tratando es un contexto en el que Israel se ha visto recompensado. Si nos fijamos en estos años clave, desde la elección de Hamás, cuando el sitio de Gaza se hizo completamente brutal e ilegal sin lugar a dudas, el comercio con Israel de hecho ha aumentado sensiblemente. Se han puesto en marcha nuevos acuerdos especiales entre la Unión Europea e Israel, y también con América Latina. El año pasado, las exportaciones israelíes a Canadá aumentaron en un 45 por ciento.

A pesar de que Israel está siendo recompensado por este crimen y se está saliendo con la suya con una violencia extraordinaria, la sensación entre muchos israelíes de estar en estado de sitio está en aumento.

La pregunta es, ¿vamos a fomentar esta irracionalidad? Si es así significará que no hacemos nada, que entregamos voluntariamente las herramientas más efectivas del arsenal no violento.

Israel, a pesar de la abrumadora evidencia en contra, cree que el mundo entero está en contra suyo y que todas las críticas a que se enfrenta son formas de antisemitismo.

Esto es simplemente falso, y como activistas ya no podemos permitir que el complejo de víctima de un país enmascare la victimización real de la población palestina.

AlterNet, . Traducido para Rebelión por S. Seguí. Extractado por La Haine

2 comentarios:

  1. Muy Buena Entrada esta de Rebelión ¿verdad?, yo tambien la publiqué en el Blog de El País, yo también estuve buscando el libro titulado NoLogo de esta Autora sobre las Multinacionales pero en la Biblioteca esta reservado hasta el dia 18 de este mes. En fin,...que hay que Boicotear todo lo que se pueda a los Productos y Empresas Israelies y Pro-Israelies...
    Un Abrazo

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  2. Hola
    el último libro de esta autora es impresionante, aún sigo leyendolo y como el NO LOGO, no deja indiferente descubrir lo que las noticias esconden, las verdades que no quieren que sepamos, que aquellos que se manifestaban contra el FMI tenian poderosas razones para hacerlo, etc.
    Imprescincible para que no nos la vuelvan a colar.
    Imprescincible justo ahora, momento de CRISIS, real o ficticia...

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